viernes, 2 de diciembre de 2016

PREVENIR EL ABUSO "MI CUERPO ES MÍO"

Uno de los temas que me han parecido de los más difíciles al igual que de los más importantes para hablar con mis hijas es el del abuso sexual. Antes de hablarlo con ellas mi trabajo se ha centrado en ser yo quien aguardase su integridad física y emocional, pero pese a mi clara intención, soy sincera cuando os digo que hacerlo no ha sido tarea fácil ya que el abuso hacia la infancia es algo que está absolutamente normalizado en nuestra sociedad, y en más ocasiones de las que quisiéramos no somos capaces de impedir que tales abusos se den ni de detectarlos como tales.


 Empezando por el momento del parto de mis dos niñas, las invasiones y la falta de escucha externa han sido incontables: después de la cesárea, nos han separado retrasando el comienzo de la lactancia, impidiendo el inmediato contacto madre-hij@ que tanto se recomienda; a Serena le han dado biberón a los pocos minutos de nacer, pese a que hubiésemos especificado abiertamente que no deseábamos que la alimentasen con leche artificial; en esa misma circunstancias han pensado bien de acallar su llanto -necesario para llamar a su madre ausente- con un chupete... Y no sigo enumerando todas las experiencias que hemos vivido en esos días y que recordamos con cierta amargura.

Una vez abandonado el hospital no ha sido tampoco todo tan espléndido siempre con respecto a este tema, ya que dentro de la misma familia hemos descubierto la necesidad de prestar continuamente atención a que no se diesen ciertos gestos y actitudes que son típicas hacia bebés y niñ@s, y que son verdaderos abusos aunque no son considerados como tales porque están normalizados. Me refiero al típico beso que se tiene que dar cuando alguien de la familia viene de visita o si se va a su casa, a esos "despeinamientos" que le hacen a menudo a l@s niñ@s justo antes de pronunciar la frase: "Qué grande estás" o "Cómo has crecido", por no hablar de los abrazos no queridos... en fin gestos que no podemos no considerar como abusos cuando nuestr@s hij@s no quieren recibirlos.


 Desde el círculo familiar la cosa se amplia a l@s amig@s, porque los besos se les exigen en una cantidad infinitas de ocasiones a l@s peques, hasta llegar a los desconocidos. Y es este punto que quizás debería de ser el más fácil, el que para mi se ha revelado ser el más difícil. Y ha sido difícil por una razón: porque a la vez que quería transmitirles a mis hijas una información importante sobre el hecho de saber respetar y hacer respetar su integridad, no quería que se instalara en ellas un miedo a lo desconocido simplemente por ser desconocido. Intento explicarme mejor: a veces no nos damos cuenta pero madres y padres somos los primeros que fomentamos esa resistencia hacia "el otro" que luego queremos desmontar hablando de igualdad, hermandad, y de las diferencias que hay que considerar enriquecedoras... porque vamos poco a poco instalando miedos por querer prevenir situaciones peligrosas. Encontrar el equilibrio entre comunicar la necesidad de ser prudentes y de hacer valer el proprio criterio y no cerrarse en banda frente a lo que no conocemos casi proyectando monstruos en ello puede resultar muy difícil. En esta investigación sobre las posibles formas de comunicación de este tema, he conocido hace poco un álbum ilustrado que me ha parecido poner los puntos sobre las íes y ayudarme mucho en esta tarea. Genial desde su título con un mensaje claro, explícito y muy importante: "Mi cuerpo es mío".


Mi cuerpo es mío
Autor@s: Asociación Pro Familia Darmstadt, Dagmar Geisler
Editorial: Juventud


Edad Recomendada: a partir de 5 años

Trama
Una niña cuenta de ella y de su cuerpo, de como lo explora, de los momentos en los que le gusta disfrutar de compartir besos y abrazos y de las situaciones en las que la cercanía de otros cuerpos no le da placer. Con claridad nuestra protagonista expresa su voluntad: que no la toquen ni que le obliguen a tocar a l@s demás si a ella no le apetece. "No, no quiero" repite con convicción y sabe que si no consigue imponer su voluntad, puede contar lo que le pasa a un adulto para que este la ayude.

Contenidos y Valores
Saber decir no es algo que a nosotr@s l@s adult@s puede resultarnos muy difícil, sobretodo si en nuestra niñez nuestros noes no han sido respetados, sino ridiculizados y acallados con la imposición del acto que no queríamos vivir en nuestros cuerpos. Acostumbrarnos a ver normalizados estos abusos, físicos y emocionales, nos hace dudar sobre los límites que queremos poner, nos hace dudar sobre nuestra capacidad de valorar las situaciones, sobre la posibilidad de negar al otro algo que le produce placer aunque a nostr@s nos de asco o dolor.


Nuestro cuerpo es importante, es algo muy especial y tenemos que aprender a valorarlo y a tratarlo con amor, y a exigir que los demás lo respeten. Como madres y padres, tenemos que ser conscientes de esto primero para poder transmitir un correcto mensaje a nuestr@s pequeñ@s a propósito del respeto de sus cuerpos. Una vez estemos seguros de nuestra integridad, este libro se configura como una herramienta estupenda para permitir hablar de este tema.

La definición de abuso que se de en sus páginas es muy amplia y no se limita a que un adulto pueda tener una intencionalidad de tipo sexual sobre una niña o un niño, en absoluto. El abuso es todo lo que no queremos que los demás hagan sobre nuestro cuerpo: hacer cosquillas si no queremos es un abuso, un beso de una pariente si no lo queremos es un abuso, un perro que nos lame cariñosamente la cara sigue siendo un abuso si no lo queremos.


La actitud de nuestra pequeña protagonista frente a la abuso es tajante: un claro y evidente rechazo a todo lo que no queremos. "No, no quiero" es la frase que nos sugiere repetir en voz alta, una frase que valora nuestros sentimientos, que refleja nuestro sentir y que permite que cuidemos de nuestra integridad. Un libro que fomenta el autoestima, el amor proprio, la confianza en nuestras emociones y la importancia de la expresión de lo que sentimos y pensamos. 


Para qué y para quién
Este libro no puede faltar, de verdad. Lo recomiendo de todo corazón: nunca está demás dejar claro ciertos temas, sobre todo en una época en la que los encuentros digitales son muchos y el descontrol que podemos tener sobre muchas situaciones en las que pueden encontrarse nuestrs hij@s puede ser imprediciblemente alto.
En los centros escolares: ¿cómo no tenerlo? Estoy más que segura de que si estos temas se hablaran con claridad y a tiempo debido muchas situaciones de abuso no se llegarían a dar o por lo menos se detectarían con más rapidez.

En La Cuentería estamos muy felices de tener esta maravilla en catálogo. Puedes hacerte con tu ejemplar haciendo clic aquí. Y si lo quieres en catalán, solo tendrás que encargárnoslo.

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