Los álbumes ilustrados reúnen en si dos disciplinas
artísticas que me han fascinado desde siempre: la literatura y la ilustración.
Muchas veces me acerco a un cuento por sus ilustraciones porque en si me
transportan en un mundo paralelo, donde la estética contada se corresponde con
cierto imaginario emocional, donde me siento cómoda para dejar que mi fantasía
se desarrolle y habite historias, con la misma naturalidad como si de la
realidad misma se tratara. Esto me pasa con todos los cuentos ilustrados por ElenaOdriozola, una ilustradora que ha trabajado a muchos proyectos de ilustración,
galardonada en más de una ocasión (la última el pasado mes de julio con su Premio Nacional de Ilustración 2015), y autora del cuento publicado por la editorial SM del que os hablo hoy: “Un
regalo del cielo”
Título: Un regalo del
cielo
Autor: Gustavo Martín Garzo, Elena Odriozola
Autor: Gustavo Martín Garzo, Elena Odriozola
Editorial: SM
+4 años
Trama
Una mujer y una oveja se encuentran a vivir el mismo drama:
pierden su bebé. La una encontrará el bebé de la otra y ambas los cuidarán como
si del propio se tratara. Pasan los meses y se produce el esperado reencuentro
entre las madres y sus hijos. Cada uno vuelve a su hogar, alegrándose de
haberse vuelto a unir con su propia mamá pero también sintiendo cierto dolor
por la separación de la otra figura de apego que le había ofrecido cuidados, amor
y amparo.
Contenidos y valores
Una tierna y conmovedora historia sobre el amor maternal,
sobre el amor incondicional, sobre el afecto que podemos, como madres, entregar
a tod@s l@s que sean hij@s y que necesitan recibir ese cariño, esas atenciones,
esa dulzura que son propias de la figura materna.
Aunque el tema central de este cuento sea el amor incondicional de madre, he
podido encontrar entre sus líneas una importante reflexión sobre la maternidad
en la sociedad actual. Las dos madres protagonistas de este cuento llegan a
perder a sus bebés porque están demasiado cansadas. Pese a que esta condición
se dé en ambos mundos – el animal y el humano- no puedo evitar relacionar este
acontecimiento con la situación que muchas madres vivimos a diario y de la que
un poco hablaba también ayer en la reseña del cuento “Las bolsitas de la señoraT”.
La falta de tiempo que vivimos a la hora de realizar nuestra maternidad
pesa sobre nosotras mismas, que terminamos por agotarnos por primar las
necesidades de los demás, y no solo la de nuestros hij@s, sino la de toda una
sociedad que nos exige horarios, obligaciones, gastos, y sobre todo soledad.
Ambas madres después de haberse conocido y haber cuidado la una el bebé de la
otra prometen volver a verse, cosa que no cumplen porque cada una vuelve al
trajín de su mundo. Las madres desean formar una tribu, entrelazar una relación
de colaboración y apoyo, pero la estructura social tiende a separar, no a unir
y ambas deberán de seguir solas en su camino, al igual que sus bebés que no
podrán integrarse con l@s demás.
Una reflexión muy profunda sobre la coexistencia de los individuos en este
planeta, que tenemos bajo nuestros ojos a diario y que vemos demasiado a menudo
desembocar en conflictos que superan las personas y el sentido común. A partir
de esa pequeña comunidad de madres que viene negada en nuestra sociedad de
consumos y apariencias, se desarrolla esa separación entre personas adultas que
vivimos al día de hoy en el que cada uno piensa para si mismo, cuidando el
pequeño pedacito de mundo que le corresponde para sacarle el mayor provecho. Y
estamos equivocad@s si no vemos que la forma de sacarle el mayor provecho es la
de compartir nuestro pedacito de tierra, hablando de cómo estamos, de cómo nos
sentimos, de lo que necesitamos, con sinceridad y con la seguridad de que l@s
que con nosotr@s viven desean darnos todo el apoyo que pedimos.
Las personas que tenemos conciencia de que un cambio en el paradigma social es
necesario para poder vivir en paz y armonía, respetándonos y gozando de la vida
como una maravillosa oportunidad, somos siempre más, y los círculos de madres
que se construyen en base a esta necesidad van aumentando siempre más. A partir
de los grupos de apoyo a la lactancia materna, donde muchos profesionales
prestan gratuitamente sus servicios y donde las madres se aseguran un tiempo de
encuentro, de compartir, de hacer tribu y hacer crecer en sus hij@s la
conciencia de que el otro es fuente de amor, amparo y sonrisa.
Y esto es lo que vemos realizarse en la página final del
cuento, esa unión, esa superación de límites impuestos por la condición de
origen de cada cual: una liberación de las diferencias, vistas como riqueza y
oportunidad de crecimiento.
A notar al presencia de ese hilo de lana que se teje a lo
largo de todo el cuento y que crea una malla que simboliza la unión entre tod@s l@s protagonistas del cuento: parece
decirnos sutilmente pero sin parar “recuerda tus raíces y las tradiciones y
úsalas para que te unan al mundo”.
Ilustraciones
Como comentaba al principio de la reseña las ilustraciones
de Elena Odriozola son para mi muy especiales y consiguen conciliar modernidad
y tradición con una indiscutible habilidad. La expresividad de los personajes a
través de la postura de sus cuerpos y de sus diminutos pies descalzos me hacen
estremecer por la intimidad que consiguen transmitirme: detalles que hacen que
no podamos dejar de mirar estas ilustraciones una y otra vez.
Para quién y para qué
Un cuento para poner palabras a los sentimientos que unen a las madres con sus
hij@s, para acurrucarnos con nuestr@s pequeños y celebrar en un cálido abrazo
ese amor infinito que vivimos a diario y que es eje de nuestra maternidad y de
la infancia de nuestr@s pequeñ@s. Y también un cuento para celebrar valores de
paz e integración entre culturas y especies, una ocasión para entender la
importancia de una crianza respetuosa a la hora de que se produzca un profundo
y necesario cambio en la sociedad actual.
Óptimo recurso también para el desarrollo de la lectura
autónoma, ya que el texto no es demasiado largo ni demasiado breve para ese
objetivo.
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