jueves, 17 de septiembre de 2015

Reseña: Un regalo del cielo

Los álbumes ilustrados reúnen en si dos disciplinas artísticas que me han fascinado desde siempre: la literatura y la ilustración. Muchas veces me acerco a un cuento por sus ilustraciones porque en si me transportan en un mundo paralelo, donde la estética contada se corresponde con cierto imaginario emocional, donde me siento cómoda para dejar que mi fantasía se desarrolle y habite historias, con la misma naturalidad como si de la realidad misma se tratara. Esto me pasa con todos los cuentos ilustrados por ElenaOdriozola, una ilustradora que ha trabajado a muchos proyectos de ilustración, galardonada en más de una ocasión (la última el pasado mes de julio con su Premio Nacional de Ilustración 2015), y autora del cuento publicado por la editorial SM del que os hablo hoy: “Un regalo del cielo”

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Título: Un regalo del cielo
Autor:  Gustavo Martín Garzo, Elena Odriozola
Editorial: SM
+4 años
Trama
Una mujer y una oveja se encuentran a vivir el mismo drama: pierden su bebé. La una encontrará el bebé de la otra y ambas los cuidarán como si del propio se tratara. Pasan los meses y se produce el esperado reencuentro entre las madres y sus hijos. Cada uno vuelve a su hogar, alegrándose de haberse vuelto a unir con su propia mamá pero también sintiendo cierto dolor por la separación de la otra figura de apego que le había ofrecido cuidados, amor y amparo.
Contenidos y valores
Una tierna y conmovedora historia sobre el amor maternal, sobre el amor incondicional, sobre el afecto que podemos, como madres, entregar a tod@s l@s que sean hij@s y que necesitan recibir ese cariño, esas atenciones, esa dulzura que son propias de la figura materna.


Aunque el tema central de este cuento sea el amor incondicional de madre, he podido encontrar entre sus líneas una importante reflexión sobre la maternidad en la sociedad actual. Las dos madres protagonistas de este cuento llegan a perder a sus bebés porque están demasiado cansadas. Pese a que esta condición se dé en ambos mundos – el animal y el humano- no puedo evitar relacionar este acontecimiento con la situación que muchas madres vivimos a diario y de la que un poco hablaba también ayer en la reseña del cuento “Las bolsitas de la señoraT”.

 La falta de tiempo que vivimos a la hora de realizar nuestra maternidad pesa sobre nosotras mismas, que terminamos por agotarnos por primar las necesidades de los demás, y no solo la de nuestros hij@s, sino la de toda una sociedad que nos exige horarios, obligaciones, gastos, y sobre todo soledad. Ambas madres después de haberse conocido y haber cuidado la una el bebé de la otra prometen volver a verse, cosa que no cumplen porque cada una vuelve al trajín de su mundo. Las madres desean formar una tribu, entrelazar una relación de colaboración y apoyo, pero la estructura social tiende a separar, no a unir y ambas deberán de seguir solas en su camino, al igual que sus bebés que no podrán integrarse con l@s demás.


Una reflexión muy profunda sobre la coexistencia de los individuos en este planeta, que tenemos bajo nuestros ojos a diario y que vemos demasiado a menudo desembocar en conflictos que superan las personas y el sentido común. A partir de esa pequeña comunidad de madres que viene negada en nuestra sociedad de consumos y apariencias, se desarrolla esa separación entre personas adultas que vivimos al día de hoy en el que cada uno piensa para si mismo, cuidando el pequeño pedacito de mundo que le corresponde para sacarle el mayor provecho. Y estamos equivocad@s si no vemos que la forma de sacarle el mayor provecho es la de compartir nuestro pedacito de tierra, hablando de cómo estamos, de cómo nos sentimos, de lo que necesitamos, con sinceridad y con la seguridad de que l@s que con nosotr@s viven desean darnos todo el apoyo que pedimos.

Las personas que tenemos conciencia de que un cambio en el paradigma social es necesario para poder vivir en paz y armonía, respetándonos y gozando de la vida como una maravillosa oportunidad, somos siempre más, y los círculos de madres que se construyen en base a esta necesidad van aumentando siempre más. A partir de los grupos de apoyo a la lactancia materna, donde muchos profesionales prestan gratuitamente sus servicios y donde las madres se aseguran un tiempo de encuentro, de compartir, de hacer tribu y hacer crecer en sus hij@s la conciencia de que el otro es fuente de amor, amparo y sonrisa.


Y esto es lo que vemos realizarse en la página final del cuento, esa unión, esa superación de límites impuestos por la condición de origen de cada cual: una liberación de las diferencias, vistas como riqueza y oportunidad de crecimiento.
A notar al presencia de ese hilo de lana que se teje a lo largo de todo el cuento y que crea una malla que simboliza la unión entre tod@s l@s protagonistas del cuento: parece decirnos sutilmente pero sin parar “recuerda tus raíces y las tradiciones y úsalas para que te unan al mundo”.


Ilustraciones
Como comentaba al principio de la reseña las ilustraciones de Elena Odriozola son para mi muy especiales y consiguen conciliar modernidad y tradición con una indiscutible habilidad. La expresividad de los personajes a través de la postura de sus cuerpos y de sus diminutos pies descalzos me hacen estremecer por la intimidad que consiguen transmitirme: detalles que hacen que no podamos dejar de mirar estas ilustraciones una y otra vez.


Para quién y para qué
Un cuento para poner palabras a los sentimientos que unen a las madres con sus hij@s, para acurrucarnos con nuestr@s pequeños y celebrar en un cálido abrazo ese amor infinito que vivimos a diario y que es eje de nuestra maternidad y de la infancia de nuestr@s pequeñ@s. Y también un cuento para celebrar valores de paz e integración entre culturas y especies, una ocasión para entender la importancia de una crianza respetuosa a la hora de que se produzca un profundo y necesario cambio en la sociedad actual.

Óptimo recurso también para el desarrollo de la lectura autónoma, ya que el texto no es demasiado largo ni demasiado breve para ese objetivo.

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